Agrupación

Las Estrellas de la Televisión Comunitaria – Señal 3: dimensión desconocida

Casi no hay periodistas entre las estrellas de la televisión local, pero tienen tanta conciencia de su rol social como cualquier reportero profesional. No ganan ni uno, pero la gente les saluda en la calle y les hacen descuentos en la feria. Hablan de construcción de sentido, de democratizar la cultura, del rol educativo de la televisión, y se multiplican en todos los rincones del país.

En la señal 3 caben todos: Pichilemu, Talca, Panguipulli, Coquimbo, Valparaíso, Villa Francia, La Victoria, Padre Hurtado, Renca, Puente Alto y muchos más. Desde allí transmiten programas de factura local para todos los ciudadanos que se encuentren en una radio de diez kilómetros a la redonda, en promedio. Ellos son los pioneros de la televisión comunitaria, los okupas del canal 3 de la televisión abierta.

Sólo necesitan un trasmisor, una antena, una cámara, un televisor y un PC. Alrededor de dos millones de pesos. No es poco, sobre todo porque la mayoría de los gestores de estos canales son pobladores de escasos recursos. Pero tampoco es tanto. Con el sueldo de un animador estrella de TVN o Canal 13 se podrían instalar cinco canales comunitarios al mes.

El resto es voluntad. Los que mantienen estas organizaciones, casi todos muchachos, trabajan ad honorem y financian los gastos fijos como arriendo, luz, teléfono e internet vendiendo publicidad a comerciantes locales y arrendando espacio para que organizaciones locales hagan sus propios programas.

La Señal 3 de La Victoria es uno de los principales responsables de la multiplicación de estos canales. Comenzaron a emitir hace diez años y otros cinco después compraron su segundo trasmisor; desde entonces han participado en la creación de nueve canales comunitarios, desde Iquique hasta Panguipulli. Su fama ha traspasado fronteras y han sido invitados a exponer en universidades y encuentros culturales de Suecia, Alemania, Noruega, Francia y España, para compartir el conocimiento adquirido en diez años de experiencia autodidacta.

Reality Bites

“¡Las noticias, las noticias, las noticias!”, repite el “Polo” de modo vehemente, cuando le preguntan por los momentos más memorables de la historia del canal. Luis “Polo” Lillo es uno de los miembros fundadores de la Señal 3 de La Victoria y fue el conductor del noticiario durante cinco años, hasta que decidieron que la conducción debía rotar para que todos pudieran ser protagonistas.

“Nosotros no cubrimos noticias de farándula, porque eso es televisión basura. A nosotros nos interesan las noticias de verdad. Hacemos las preguntas que la gente tiene en mente y por eso nos creen”; cuenta el “Polo”.

Una de las fuentes de financiamiento de su canal son las antenas. Cada semana se instalan en la feria local a vender antenas receptoras para que los vecinos puedan ver y escuchar mejor la señal. Todos los conocen, se acercan a conversar con ellos, les piden películas y partidos de fútbol y los felicitan porque las noticias hablan de la realidad. “Una vez nos paró un cabro que había caminado como 30 cuadras junto a su mamá, una señora viejita, sólo para comprarnos una antena. ‘¡Compadre ‘Polo’!’, me dice, ‘venimos a comprarle la antena pa’ puro verte a ti. Pa’ puro ver las noticias, pa’ puro ver la dura que le tirái a todos estos tipos que nos tienen tan cagados”.

Los comerciales también marcan la diferencia. “Nosotros no buscamos a la mijita rica o al pijecito para que aparezcan en los comerciales, sino a la gente común y corriente que no se ve en la tele todos los días. Y a la gente le gusta verse, porque en los otros medios no se ven”, explica.

En 2003, una organización de periodistas de Francia conoció de cerca la experiencia de La Victoria y les regaló 800 mil pesos para comprar equipos. En ese tiempo había un directorio a cargo del canal, compuesto por diez personas. “Y los diez estábamos cesantes”, cuenta el “Polo”. “Pero en vez de repartirnos la plata entre nosotros, compramos un segundo transmisor”. El objetivo no era La Victoria, sino el resto del país. Empezaron a ofrecer cooperación tecnológica para que surgieran nuevos canales comunitarios. Así fue como lograron impulsar nueve canales, de los cuales seis siguen en pie, entre ellos, en Playa Ancha, Pichilemu y Padre Hurtado.

Cultura para Todos

La estrella de IrreverenTV es el documental. La enorme comunidad de audiovisualistas de Valparaíso, compuesta por estudiantes, profesionales y autodidactas, ocupa el espacio de la Señal 3 porteña para exhibir sus trabajos. “Nuestro canal es una plataforma de visibilización”, explica Chago Avilar, miembro del equipo de IrreverenTV. “Es un reflejo de nuestra diversidad cultural: aquí mostramos documentales sobre temas indígenas, de género, de minorías sexuales, de medio ambiente, sobre coyunturas globales y locales”, dice. Además, intercambian sus obras con comunidades audiovisuales de Brasil, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Perú y Argentina, y así alimentan una parrilla programática que es, exclusivamente, cultural.

El canal surge en el Centro Cultural Playa Ancha, una organización comunitaria y popular que nació con el fin de recuperar los espacios públicos para el arte y la cultura. Y se sostiene gracias al concepto de economía solidaria: compartir, cooperar e intercambiar. Comparten tiempo, voluntad y conocimiento, cooperan en el desarrollo de nuevos proyectos e intercambian recursos con otras organizaciones. La falta de dinero es una amenaza permanente para todos los canales comunitarios; pero ellos sobreviven gracias a las redes solidarias que forman a nivel local, nacional e internacional.

Un ejemplo es la asociación de los medios locales de Valparaíso, como Radio Placeres, Huella Digital, Ciudad Invisible, IrreverenTV y decenas de boletines barriales y universitarios. Juntos han articulado debates públicos sobre temas que no se discuten en los medios tradicionales y que afectan directamente a los habitantes del puerto, como la pesca artesanal, el destino de la ex cárcel de Valparaíso y el uso del borde costero.

Identidad Local

Pichilemu TV era un canal por cable, creado por un grupo de periodistas y diseñadores recién egresados de la universidad, que volvían a su pueblo con el afán de hacer televisión local de calidad. Pero en Pichilemu sólo unos pocos tenían acceso al cable y, de esos pocos, aún menos sintonizaban el canal.

Sobrevivieron un par de años a duras penas. Casi no tenían avisadores porque prácticamente no tenían audiencia, sólo el apoyo del cura del pueblo, que les prestaba el espacio físico donde funcionaba el canal a cambio de que transmitieran las misas. Hasta que conocieron la experiencia de La Victoria y optaron por convertirse en un canal comunitario, transmitiendo a través de la Señal 3 de la televisión abierta.

Ahora los reconocen en la calle, los llaman por teléfono y les escriben felicitándolos por sus programas. Fue tan buena la respuesta que decidieron organizar el Primer Concurso de Programas de Televisión Comunitaria “No vea TV. ¡Hágala!”, que cerró sus postulaciones el pasado viernes 23. “Nosotros nacemos desde la necesidad local de expresarse”, cuenta Roberto Moraga, miembro del directorio del canal. “Por eso la gente de Pichilemu se identifica con nosotros y participa”.

Todavía transmiten las misas del cura que los ayudó por tanto tiempo, y un programa católico llamado “Mar adentro”. Pero los programas más populares son “Cóctel de sábado”, conducido por Fabricio Cáceres; las noticias, con Claudio López al frente, y SurfTV, con Cristián Aguirre y Francisco Espejo. “Cuando queremos saber si la gente nos está viendo, hacemos un concurso, regalamos algo, y nos empiezan a llamar”, cuenta Moraga. “Una vez en ‘Cóctel de sábado’ ofrecimos cinco entradas para el Circo Ruso y nos llamaron más de cien personas. Otro programa que tuvimos fue ‘Al toque’, hecho por los bomberos. Ellos regalaban grifos de cerámica que eran superpopulares entre los niños. Y había un programa que se llamaba ‘Pichilemu limpio’, de una organización ecologista que regalaba plantas, y la gente siempre llamaba para concursar”, añade.

Televisión Participativa

“La virtud del medio local es el autocontrol de la información; no es un monólogo como los canales grandes, es un diálogo permanente con la comunidad local”, dice Florentino Valenzuela, director de Oveja TV, el canal 3 de Padre Hurtado, provincia de Talagante.

Hace dos años que existe este canal, que, al igual que IrreverenTV, nació de una organización local, el Centro para el Desarrollo Comunal de Padre Hurtado. Y sus programas más populares son “Agenda local” y “Santos en la corte”. El primero es conducido por el concejal José Orellana, que se dedica a debatir temas como proyectos de ley y políticas públicas que afectan a la comunidad local.

Y “Santos en la corte” es un programa de conversación y fiscalización de la gestión municipal. “La gracia que tiene este programa es que la gente siempre llama para opinar. Y si alguno de los invitados entrega información errada, la gente llama para corregir; dicen, por ejemplo: ‘No, yo estuve ahí y lo que pasó fue otra cosa’. O si alguien acusa a otra persona, el aludido llama para defenderse. Es la propia participación de los espectadores en el programa lo que permite que la información se autorregule, y eso no pasa en ningún canal grande”, señala Valenzuela.

Escrito por Francisca Araya J. para La Nación Domingo, publicado el Domingo 25 de mayo de 2008.